Recuerdo bien la tarde en que Evelyn me anunció que por fin ella y Joel se casarían, sentí mucha emoción pues siempre supe que ella realmente lo deseaba pero la verdad también sentí un poco de miedo. Personalmente no he imaginado el día de mi boda y tampoco había imaginado el día de la boda de mis amigos. No comparto demasiado esa ilusión y por otro lado al darme mi mejor amiga esa noticia rondaban dos cosas mi cabeza, ¡Qué bien! a la par de, al parecer estamos creciendo. Había una gama de sensaciones que chocaban dentro de mi y entre si y lo único que ayudó a mitigar la confusión causada por mi propia torpe perspectiva fué la enorme sonrisa que Evelyn no quitaba de su rostro.
Platicamos durante varias horas sobre lo que significaría el matrimonio en sus vidas, y como ellos se distinguen por su generosidad también en las nuestras. Las visitas del grupo de amigos a casa de ellos y la serie de posteriores eventos que compartirían con nosotros como joven pareja. Pude notar mucho tiempo después que lo que aquel evento realmente significaba para nosotros era el consagrarnos de alguna manera como una familia de amigos que lo comparten todo: los planes, las deciciones importantes, las risas, las peliculas, la música y en general todos los grandes y pequeños cambios.
Además, Eve me pidió esa misma tarde que fuera su madrina de lazo, me dijo algo así como que ambos lo habían decidido por que deseaban que la persona que les uniera simbólicamente fuera alguien con buena onda. Me sorprendí aún más, me considero una persona bastante negativa con respecto a muchas cosas (algo que sé no es una virtud) y sobre todo con respecto al matrimonio por la propia experiencia sobre el divorcio de mis padres y las tantas separaciones tortuosas de mi madre; pero algo que debo reconocer es que aún bajo esa consigna, desde que conocí a Evelyn y a Joel supe que en el mundo había lugar para las historias de amor realmente excepcionales. De manera que terminamos hablando de lo bien que se sentía que depositaran tanta confianza en mi e incluso si no recuerdo mal de que me encantaría ser la madrina de al menos uno de sus hijos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario